domingo, 21 de octubre de 2012

Argumenar y razonar (II)

Continuamos con los ejemplos y ejercicios prácticos con los que afinar nuestra capacidad de argumentación moral. Ahora os propongo un interesante artículo de opinión que apareció el mes pasado apareció en la prensa, y en el que varios profesores universitarios denunciaban "la ocupación del lenguaje" con el que la derecha gobernante pretendía alcanzar, junto al poder político y económico, la hegemonía cultural. Su control de la mayoría de los medios de comunicación hace más fácil a estos sectores sociales autolegitimar su posición de dominio desacreditando los argumentos divergentes e imponiendo unas estrategias discursivas que operen un cambio de mentalidades entre los ciudadanos. Algunas de estas estrategias son:

- La propagación y creación de conceptos como "moderación salarial" (en lugar de disminución), "dar confianza a los mercados" (en lugar de "obedecer al capitalismo financiero"), eliminar privilegios (en lugar de "derechos") que parecen más eficaces cuanto menor es su precisión. Se llega incluso a invertir el sentido común de algunas nociones, como llamar "Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos" al programa de recortes del Gobierno de Castilla-La Mancha, o llamar "Proceso de regulación de activos ocultos" a la amnistía fiscal del ministro de Hacienda.

- Usurpar los términos de sus oponentes, con lo que intenta neutralizarlos y rentabilizar su contenido contestatario. Así palabras como "reforma" o "cambio" que antes vinculábamos a proyectos progresistas, ahora disfrazan contrarreformas. Véase "reforma del mercado laboral".

- La utilización de un método de argumentación basado en la simpleza y la comprensión inmediata. Se apela así constantemente al "sentido común", como algo irrefutable de lo que nadie puede excluirse:    "No es una cuestión de derechas o izquierdas, sino de sentido común (el suyo)".  
Se defienden incluso sin empacho premisas contradictorias, como cuando el presidente del gobierno afirmaba que haría "cualquier cosa que sea necesaria, aunque no me guste y aunque haya dicho que no la iba a hacer".  
Se utiliza el eufemismo, y no se habla de despidos sino de "no renovación de contratos", o se hacen generalizaciones abusivas como cuando se afirma que los funcionarios "deben olvidarse de tomar el cafelito, deben olvidarse de leer el periódico".


- Se construyen marcos de sentido que niegan otras interpretaciones y rechazan el diálogo: sólo hay una alternativa a la crisis y todos debemos ir unidos en la misma dirección (la que señala el gobierno y las elites que gobiernan con él). Los que no lo hacen son considerados insolidarios o antipatrióticos.

- Se utiliza una táctica de orquestación, que opera reiterando machaconamente algunas consignas (que no argumentos) que por repetición acaban convirtiéndose en lo común y lo normal...

Cuestiones:
- ¿Podrías poner algunos ejemplos de estas estrategias discursivas?
- ¿Qué diferencia existe entre consigna y argumento? Busca en el diccionario.

Argumentar y razonar (I)

Hemos comentado en clase que una de las tareas que nos proponemos es intentar ser rigurosos y honestos en nuestra argumentación moral, en luchar contra el engaño (y el autoengaño) frecuentes en muchas ocasiones en los debates morales. No debemos hacer ni permitir las trampas en este terreno.
Este es el primer ejemplo o ejercicio práctico que os propongo:

El 30 de enero del año 2003, los dirigentes europeos Tony Blair, Jose Mª Aznar y Silvio Berlusconi publicaron en la prensa internacional un artículo en apoyo a la decisión del gobierno de Bush de atacar Irak. Días más tarde, dos expertos en la investigación para la paz, Mariano Aguirre y José Manuel Pureza contestaban a las medias verdades y falacias del artículo anterior con el texto ¿Quién rompe la unidad europea?, aparecido en El País el 8 de febrero de 2003.

Te propongo leer con atención ambos artículos y comentar algunos de los falsos argumentos, olvidos y medias verdades que Aguirre y Pureza denunciaban en su artículo. Este podría ser un pequeño guión para tu análisis:
-Un ejemplo de argumento circular.
-"Olvidos" en la argumentación.
-Ambigüedad en las definiciones (o excesiva amplitud).
-Imprecisiones terminológicas o conceptuales: ¿gobiernos o sociedades?
-Ejemplos de propaganda política y manipulación informativa.
-Discursos "vacíos", cínicos o de "doble rasero".
-La verdad secreta del poder: qué se puede decir y qué no se puede decir a los ciudadanos.

El profesor Norman Birnbaum también replicó al mismo artículo en "Carta abierta a los primeros ministros desde EEUU".  En ella denunciaba la confusión entre "solidaridad con los gobiernos" y "solidaridad con los pueblos", el valor de las pruebas en la argumentación o el hecho de que "si repites mucho una mentira se puede convertir en certeza". ¿Podrías también explicar estas críticas de Birnbaum?

Unité 1. Introduction a la Éducation Éthique-Civique (2)


Debatimos el otro día en clase acerca de la utilidad o valor de la Ética, y quisiera dejaros algunas ideas que no pude tratar y argumentar con calma con vosotros. Os animo a que participéis y hagáis lo mismo en la próxima clase o en los comentarios de esta entrada. 

¿Es importante ser buenos? ¿No suenan en la actualidad mucho valores morales, como la “virtud”, o el “bien”, como mera idealización religiosa? ¿No aparecen en otras ocasiones estos valores como una cuestión de “carácter”, que no de aprendizaje? ¿No recoge el Diccionario de la Real Académica el sentido de persona “buena” como “por lo común irónicamente, de la persona simple, bonachona o chocante”? Ya había advertido el filósofo alemán F. Nietzsche acerca de la inversión de valores producida en nuestra moral judeocristiana, para la que el “bueno” se convertía en el débil, el que sufre (y con ello, junto a la bienaventuranza divina, recibe la moral del resentimiento, enfrentada a los valores más vitales).

En la época griega, el pensamiento, la filosofía, se entendía como una forma de ascesis, de moldear la propia existencia. En la democracia ateniense la reflexión ético-política ocupaba un lugar esencial. Así creemos que debería ser en cualquier sociedad democrática, basada en el diálogo y el debate entre ciudadanos. Pero, en la actualidad, la ética, como ha señalado Peter Singer (Ética práctica, 2003), se suele considerar como “un sistema ideal noble en teoría, pero sin valor en la práctica”, como algo inteligible sólo en el contexto de alguna religión, como “un sistema de molestas prohibiciones puritanas, fundamentalmente diseñadas para evitar que las personas se diviertan”, o lo que es peor como una cuestión relativa o subjetiva, lo que niega la posibilidad del razonamiento ético, la posibilidad de afirmar, desde el punto de vista de la razón, que no es cualquier juicio ético tan válido como otro.

Un reflejo de lo anterior es el papel de la ética en la educación, colocada como alternativa a la religión o arrinconada en el último curso de la enseñanza obligatoria. Por no hablar de la polémica creada en torno a la asignatura de Educación para la ciudadanía y los derechos humanos, cuyo contenido se desgaja del tradicional temario de la asignatura de Ética, con lo que se permite tanto al gobierno como a los sectores más reaccionarios, enredar estas materias en el debate sobre el derecho de las familias, o del Estado, a formar o educar en ciertos valores a los jóvenes (cuando de lo que se trata es de permitir un espacio para el debate racional y crítico de los valores y problemas morales contemporáneos).

jueves, 11 de octubre de 2012

Contra la homofobia: Ética Marica. Proclamas libertarias para una militancia LGTB

El 29 de enero de 2008 murió el joven filósofo y activista Paco Vidarte. Su último ensayo, titulado Ética Marica, es una incitación al activismo contra las formas de desprecio que sufren las minorías sexuales, una búsqueda de valores innovadores y contra-normativos en la línea de los movimientos de liberación sexual y Queer.
Aquí tenéis un interesante fragmento de su último libro:
"Si algo así como una Ética LGTBQ es pensable y deseable, ha de partir del hecho de que la lucha contra la homofobia no puede darse aisladamente haciendo abstracción del resto de injusticias sociales y de discriminaciones, sino que la lucha contra la homofobia sólo es posible y realmente eficaz dentro de una constelación de luchas conjuntas solidarias en contra de cualquier forma de opresión, marginación, persecución y discriminación. Repito. No por caridad. No porque se nos exija ser más buena gente que nadie. No porque tengamos que ser Supermaricas. Sino porque la homofobia, como forma sistémica de opresión, forma un entramado muy tupido con el resto de formas de opresión, está imbricado con ellas, articulado con ellas de tal modo que, si tiras de un extremo, el nudo se aprieta por el otro, y si aflojas un cabo, tensas otro. Si una mujer es maltratada, ello repercute en la homofobia de la sociedad. Si una marica es apedreada, ello repercute en el racismo de la sociedad. Si un obrero es explotado por su patrón, ello repercute en la misoginia de la sociedad. Si un negro es agredido por unos nazis, ello repercute en la transfobia de la sociedad. Si un niño es bautizado, ello repercute en la lesbofobia de la sociedad”.
Paco Vidarte, Ética Marica, Egales, Madrid 2007, p. 169

Nota: Pinchando sobre sus títulos (Homografías y Extravíos), podéis descargar y leer dos de sus obras más populares , escritas en colaboración con Ricardo Llamas.
Como prometí, aquí tenéis una reseña más detallada del libro "Ética marica"

Paco Vidarte, Ética Marica. Proclamas libertarias para una militancia LGTBQ, Egales, Madrid-Barcelona, 2007, 177 pp.

El proyecto inicial de este libro era escolar, un manual para las aulas de la ESO. Pero acabó convirtiéndose en otra cosa, en un intento por provocar un “chispazo” que interrumpiera la decadencia de un movimiento emancipatorio complejo pero imprescindible, el de lesbianas, gays, transexuales, bisexuales y queers (LGTBQ). Tras la criminal represión franquista y las difíciles luchas y las renuncias del miedo durante la Transición, los recientes avances legislativos se han utilizado como elemento de desmovilización política. Desmovilización y aceptación resignada o agradecida de una política que -como señalaba Paco Vidarte- desde el paternalismo o el argumento del miedo, “anda calculando lo que la sociedad está dispuesta y preparada para aguantar, soportar, albergar y recibir en lo referente a derechos y libertades”. Una política que gestiona nuestros derechos, “para que de aquí a cien años se produzca una cierta nivelación”, exigiendo además gratitud y reconocimiento cuando todavía sigue manteniendo las situaciones de opresión objetivas, cuando siguen legitimando los intocables privilegios legales de las mayorías oligárquicas, sexuales, religiosas. En nuestra sociedad, y en nuestras aulas -lo siguen mostrando las encuestas y estudios-, no existe esa “normalidad” o equiparación de derechos de las distintas formas de orientación sexual o de deseo. Como ha sucedido en el campo del feminismo y la igualdad de género, se da por superada una lucha y una movilización que no ha hecho sino empezar, y que debe enfrentarse a “caraperro” para conquistar la posibilidad de vivir el propio cuerpo, el propio deseo. Sin pedir permiso, sin hacerse “aceptable”, sin temor a hacerse muy visible y molesto a la moral homofóbica, patriarcal y familiarista todavía dominante en nuestra sociedad.
Como indicaba Vidarte, nuestro código de valores, todo lo que hacemos y pensamos, “siempre lo medimos a la luz de planteamientos y propuestas éticas heteronormativas, procedentes de ámbitos tan homófobos como la iglesia, la filosofía, la escuela, la política, el cine...”. Por ello es necesaria una Ética marica: Una Ética alternativa de minorías frente a las éticas pretendidamente universalistas que encubren, en muchas ocasiones, los intereses de la mayoría dominante. “Una Ética emancipadora que obedezca a los intereses de una minoría oprimida, contra la monolítica representación de unos intereses comunes en los que unos pocos ya no nos reconocemos”. “Una Ética hecha por nosotros y para nosotros, autónoma y no deudora de valores, situaciones y contextos que no son nuestros”. Una Ética que recupere “la solidaridad de los oprimidos, discriminados y perseguidos”. Y aquí, convendría recordar que “todos somos a la vez marginados y opresores. Y ese es el núcleo del poder y la fuerza del sistema”. Además, la solidaridad no es una cuestión de “buena conciencia”, sino que es “una actividad sistémica, desestabilizadora y de conflicto”. ”Se acabó el buen rollo”, proclamaba Vidarte, se acabó “callarse y agachar la cabeza, pasar desapercibidos y desocupar la escena social”.
Una Ética marica debe recoger la diversidad del movimiento LGTBQ, debe permitir e impulsar a actuar, a reaccionar, a convertirnos en sujetos políticos. Actuar, afirmaba provocativamente Vidarte, sin pensar, “como pollos sin cabeza”, para evitar a los que siempre piden que seamos “razonables y prudentes”; a los que identifican razón con honestidad, verdad y coherencia, “cuando el pensamiento heterosexista nos obliga a la mentira, la incongruencia, la contradicción para mantenernos a flote”. Una invitación a actuar que expresaba así Vidarte: “Bate las alas antes de saber qué narices te ha crecido en la espalda, antes de saber qué es volar y si hay una relación entre el tener alas y volar”.
José B. Seoane Cegarra