sábado, 25 de junio de 2011

Ética y Solidaridad

J. Riechmann recoge en La habitación de Pascal (Los libros de la Catarata, 2009: 248) esta antigua historia china que nos explica el paraíso no como un asunto trascendente, sino como una construcción humana basada en la solidaridad:
“Según se narra, un viejo pidió un deseo antes de morir: quería ver el infierno y el paraíso. Como toda su vida había sido honrado, su deseo le fue concedido.
Primero fue conducido al infierno. Vio mesas repletas de deliciosos manjares, pero los comensales parecían hambrientos y furiosos. Sentados a dos metros de la mesa, tenían que utilizar unos palillos muy largos y no conseguían llevarse ningún alimento a la boca: de ahí su frustración y sufrimiento.
Entonces el anciano fue llevado al paraíso y vio exactamente el mismo espectáculo. Sí, explicó a su regreso. Las mismas mesas, la misma comida, los mismos palillos. Pero los comensales parecían felices y saciados. Cuando alguien le preguntó por qué, contestó: porque se alimentaban unos a otros”.

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